sábado, 17 de enero de 2009

Parecido.

Dije adiós antes de saludar, me bastó una mirada a tus ojos para despedirme de lo que podría llegar a ser. Tenías esa mirada tan parecida, tan frágil, tan expresiva que me negué a concederte el más mínimo beneficio de la duda. Juegas con desventaja esta vez puesto que yo no quiero volver a sentir nada.
Tu no lo entiendes, claro que no; acabas de verme pero mi historia es larga y el contarla entera es algo que llevo tiempo sin hacer.
Me eres tan familiar, esos ojos, ese pelo, esa mirada...un parecido sombrío que me mantiene alejada y a la vez atrae mi atención.
Has traído en un segundo lo que llevo siglos intentando olvidar a toda costa; me has traído la culpa por haber hecho lo que mi cabeza quería y no lo que de verdad necesitaba, me has traído miradas que jamás tendrían que haber tenido lugar y me has recordado las cosas mes estúpidas de esta serie de acontecimientos a la que algunos llaman vida; me has dejado en la puerta de mi muro de hielo un paquete con los recuerdos que yo no quiero pero a la vez necesito abrir.
Desde que todo acabó me arranque lo que quedaba de mi maltrecho órgano vital y lo tiré en el contenedor más cercano. Desde entonces la lógica es mi vida y la sonrisa mi escudo, mí único motivo para seguir respirando son los planes que todos han hecho y me han incluido puesto que yo ya no sueño con nada; ya no quiero el ático en la gran ciudad ni la portada de un libro con mi nombre al pie solo estoy esperando a que el tiempo pase, pero a veces no puedo evitar pensar el motivo de mi espera.
Quizás sigo esperándote a ti, a sabiendas de que no volverás a hacer tu aparición estelar. Puede que esté esperando una señal que me permita volver a sentir. O simplemente puede que desde que te perdí el rastro me levanto cada día pensando dónde estarás y en que si alguna vez te acordarás de esa chica que tanto te hizo sufrir.

No hay comentarios: