viernes, 17 de diciembre de 2010

Tú.

Estás en el aeropuerto, sin billete...puedes irte a Washington, a Tokio, o a París, puedes irte donde quieras, no hay límites, elige tu camino, eres libre así que piensa y actúa. Se tú, se libre.

Tokio es una cuidad que conoces, que desprende calor, en la que has pasado muchos momentos, buenos y malos, han sido muchos años disfrutando de sus luces y rascacielos, de sus muchedumbres y rincones. Llevas tiempo viviendo en Tokio y ahora es el momento de averiguar si quieres seguir recorriendo sus calles, si no vives allí sólo por la costumbre, si el Tokio al que llegaste tu cargado de ilusiones y sueños siendo un niño es el mismo en el que vives ahora, si tu ciudad ha crecido a la vez que tu y sigues encajando en ella o es hora de coger las maletas.

Por otro lado está Washington, ciudad que has definido como preciosa, en la que nunca habías pensado para vivir pero un día sin más apareció en tu camino; y desde entonces la has tenido presente, la has visitado y has sonreído mucho allí, incluso tu estancia parecía demasiado buena para ser cierta, pero ahora parece que tras pasar dos meses allí dudas de si es adecuada para ti; demasiado nueva, demasiado fácil, parece más un sitio vacacional que un hogar...pero ¿por qué? ¿Le has dado una oportunidad real? No puedes compararla con Tokio, no son iguales, ni parecidas la verdad…Washington puede regalarte una colección de recuerdos incalculable, pero existe un riesgo, no es una apuesta segura, es…arriesgarte a lo nuevo pero igual ganas, igual resulta ser una gran elección.

Pero al igual que a los amantes de Casa Blanca, siempre te quedará otro destino, siempre te quedará París; es un sitio tranquilo, donde puedes respirar, donde todo depende de ti, donde puede que desconectes del ritmo frenético de la vida en las grandes ciudades, donde la compañía no importa, ya que los grandes amigos son los que te acompañan allí y hacen que sonrías.

Así que ahí estás tu, maleta en mano ante el mostrador donde una guapísima azafata te pregunta cuál es el destino que quieres y no lo sabes…realmente aún no lo sabes, porque todos tienen sus ventajas y desventajas, depende de ti, de lo que realmente sientas así que deberías escucharte a ti mismo, cerrar los ojos y pensar, sentir y elegir.

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