¿Adios?

La noche era fría y las estrellas brillaban por su ausencia, estaba vestida de punta en blanco y él me miraba sin cesar. Nuestros ojos se encontraron, él me estaba buscando y yo temía que me encontrara. Los minutos seguían pasando y al moverme sentía sus ojos clavados en mí, sentía como su mirada me atravesaba. Me he lo he prometido, me lo he prometido repetía sin cesar pero sabía que acabaría acercándome. No me volveré a hacer eso dije antes de salir de casa pero ¿sería capaz de cumplirlo? Sin saber cómo me encontré otra vez a escasos centímetros de él mirándole a los ojos, pero éstos volvían a mirarme como hace mucho tiempo. Me dijo que me quería y que me querría siempre, me dijo que era la persona más importante de su vida y yo no hice más que mirar esos ojos que tanto tiempo llevaba sin ver.
Se acercaba cada vez más a mí y yo no podía dejar que eso pasara, porque ya nada era igual. Ya no podía mirarle como antes, ya no podía sentirle como antes, ya no podía jugar a ese juego en el que tanto tiempo llevaba involucrada.
Y ahí estábamos los dos, a escasos centímetros el uno del otro diciéndonoslo todo como si de un final se tratase, como si hubiera llegado el momento de acabar con todo esto.