Todos los días pienso que hubiera sido de mi vida si hubieses estado en ella y sé que estarías aquí conmigo, que no dejarías que nada me hiciera daño y que muy a mi pesar me seguirías tratando como a una niña pequeña, como a tu niña pequeña.
Nadie en los escasos 15 años de mi vida me ha hecho sentir tan especial, rendiste el mundo a mis pies y cuando tú estabas cerca
todo era más fácil.Cada día te plantabas en la puerta de mi casa con la excusa más tonta del mundo a verme, a darme unos de esos abrazos que tanto extraño a tratarme como una princesa.
Al fin y al cabo era eso, era tu princesa, tu niña, la nieta más guapa del mundo decías y a continuación pedías una coca-cola con papas fritas para mí.
Me cocinabas ,me malcriabas, me mimabas, me abrazabas, me comprabas cada tontería que llamaba mi atención por el simple hecho de verme sonreír.
Hiciese lo que hiciese tú te reías y me abrazabas más fuerte, me protegiste de todo y de todos durante el tiempo que pudiste pero tu hora llegó y nada pude cambiar.
Un 12 de octubre normal se convirtió en lágrimas al ver que era cierto, que ya no estabas y no ibas a volver. Que jamás volvería a escuchar tu risa ni a sentir tus abrazos, ya no me reiría de tus gafas ni me iría contigo al bar, no me enseñarías tus lechuzas de madera ni me llevarías a pescar porque no ibas a volver jamás.
Con tan solo 7 años mi camino se vio marcado, y el hecho de ser “demasiado pequeña” no lo hizo ni lo hace más fácil porque no estás ni vas a estar, porque desde entonces no he vuelto a sentirme así, porque el último recuerdo que tuyo que tengo es que tu estabas arrodillado abrazándome porque te ibas a pescar y yo te decía que volvieras pronto porque te iba a extrañar y tu me decías que estuviera tranquila que ni siquiera me iba a enterar y tengo miedo porque aunque me esfuerce ya no puedo escuchar tu risa, ya no puedo sentir tus brazos, ya no puedo tenerte conmigo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario